miércoles, 22 de agosto de 2012

en alicante no se pierde nadie


I. cuando me indican cómo llegar a un sitio con más de tres puntos intermedios me pierdo. en el segundo no me acuerdo ya de cuál era el tercero.  allí me recogió el señor jose, cincuenta y muchos, pinta de marinero. venga conmigo. yo le llevo. en alicante nadie se pierde, me decía. sólo se pierde uno si sigue esta calle recta porque acaba en el castillo. yo nunca me he perdido en alicante. [...] en américa me perdí seis veces. para llegar a la calle 47 tardé seis horas, venga a dar vueltaslije:to, pero yo apuraba. un silbidito en cada soy tan cabrsoy de amable lo soy. como me veía agobiado no paraba de repetir: en alicante no se pierde nadie, hombre. [...] ahora, eso sí: usted calor va a pasar todo. va a sudar mucho usted. hablaba como si le faltase algún diente y se le escapase un silbido en cada sílaba. intentaba caminar un poquito más lento, pero yo apuraba. le dije:
- muchas gracias por llevarme, qué bueno que haya gente amable como usted.
- espérese, que como no le deje bien va a pensar que soy tan cabrón como amable.
cuando llegamos me dijo: que podamos volver a vernos! me había llevado hasta la puerta del restaurante donde esperaban mis amigos. comer con amigos es pisar el paraíso. es terreno del alma. por eso los cocineros buenos son importantes. 
II. últimas horas en el matriarcado.
III. lo malo de ser el último en la secuencia marlon brando - robert de niro - al pacino es que te cae encima la oscuridad, el peso que deja la luz que ya no existe. era el más listo pero era el último, con todo no se puede. no se puede ser más que un padre joven pasado el tiempo. supongo que esto ya lo habrá escrito alguien antes, pero yo es que acabo de ver el padrino II.  
 IV. al salir volví a perderme. no es tan fácil volver a la humedad varias horas después. por aquí, por aquí, por aquí. me iban guiando. hay gente que son ángeles. podíamos haber llegado recto. ya. quería alargar un poquito más... pero no se lo dije, yo tampoco lo sabía.

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