jueves, 18 de abril de 2013

en el camión ponía cow killer

sonó el teléfono a las cuatro de la mañana y era para que fuéramos a informar de esa explosión en la fábrica de fertilizantes a 20km de wako, texas. y allí fuimos. a una granja en la que había no menos de 20 unidades móviles y 30 cámaras de televisión. la estimación de muertos había bajado de 70 a 15 durante la madrugada. supongo que no querían que la gente escuchase una cifra alta mientras tomaban el café en el desayuno. cuando amaneció comenzó también a diluviar. la bandera americana a media asta bajo la lluvia. una señora sacaba tacos o burritos para que la prensa desayunase. y en un momento determinado las vacas comenzaron a mugir. se mezclaban las estimaciones y las crónicas con los mugidos de los animales. el maquillaje de los presentadores con el olor de tierra y estiércol mojado. esa granja estaba lejos de la planta de fertilizantes. tan lejos que no había referencia visual de donde se había producido la explosión. en esa granja había también un policía. un tipo pelirrojo, con el escudo de la policía de wako bordado en las mangas de la chaqueta. a las 10 de la mañana decidió hablar. se puso delante de los micrófonos y se te caían los cojones al suelo sólo de escuchar lo que decía y cómo lo decía. repartía la mirada como como el tac tac de un metrónomo a cada cámara que le enfocaba, y vocalizaba con una cadencia que significaba: lo que digo no lo voy a repetir y lo vaís a entender a la primera. entonces el tipo decía: por mucho que queráis datos, nosotros no vamos a trabajar más rápido; los cuerpos de seguridad llevan ahí metidos muchas horas y están haciendo el trabajo a la velocidad que la situación requiere y con la mayor profesionalidad y dedicación. no hay cifras de víctimas. sabemos que falta mucha gente y sabemos que encontraremos aún muchos supervivientes. lo que respira nuestra gente puede acabar con sus vidas y sin embargo están dedicando el tiempo necesario. y así frase tras frase. sin leer una sola línea, sin bajar el tono ni la cadencia una sóla vez. el policía de wako. las vacas, sin embargo, seguían mugiendo. luego fuimos a desayunar a una cafetería en la carretera y allí entró una chica con la gorra bien calada y salió otra del mostrador y se dieron un abrazo y rompieron a llorar. la jefa dejó vivir aquella situación hasta que le pareció oportuno decir: perdona, jen (algo así dijo), necesitamos que nos ayudes aquí. aquí era detrás de la barra, donde estábamos con nuestros cafés de medio litro y los pasteles de canela.
volvimos a la granja. habló desde austin el gobernador. a una periodista le pregunté: el que habla es el gobernador de texas?. me dijo: si el rótulo pone rick perry, sí. es que yo soy de seattle y estaba por la zona y me han pedido algo del periódico. el caso es que rick tampoco dio una cifra, pero dejó otra frase: en este estado, la gente no corre para escapar de los problemas; la gente va hacia el problema para ayudar, para intentar salvar una vida aun poniendo en riesgo la suya. nosotros volvimos a entrar en los informativos de la noche y luego regresamos a austin, directos al circuito para intentar recuperar tiempo con grabaciones que habíamos dejado de hacer. es un circuito precioso, nuevo, limpio y tortuoso. mientras lo recorría con la scooter vi a márquez casi parado en una curva, explicándole a tito rabat la trazada. luego el cielo se puso incandescente y vimos esos arañazos blancos.
austin, texas

4 comentarios:

  1. Creo que nunca he leído un post tan bueno.
    Tiene esa suspensión del tiempo de "Los Nombres" de DeLillo.
    Ese "aquí no se respira más en el post" hasta que yo lo diga.
    Es curioso. No se podía respirar en la fábrica ni se podía respirar en el post. Alguien tiene la mano sobre el grifo del aire y alguien boquea. Gracias por compartir el talento

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  2. Qué bueno. Muy bien descrito. Aunque también muy bueno el comentario de Luis Valenciano. Quien sea esa mano que aguanta el oxígeno es importante, no cabe la menor duda.

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  3. ¿Y las mayúsculas después de los puntos? No cuesta nada ponerlas...

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