miércoles, 26 de junio de 2013

las sábanas de holanda

hotel mercure. groningen. hoteles que te hacen la pregunta de quién eres y qué haces ahí. hoteles pegados a la carretera para recordarte que estás de paso. lluvia fina detrás de la ventana. lluvia de puedo estar lloviendo así todo el tiempo que yo quiera. desayuno con fideos de chololate, dos cafés grandes, pan de canela y queso. holanda.
compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
de acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.

vámonos!
#assen

viernes, 21 de junio de 2013

fina estampa

el reloj de las ventas, como la luna llena, marcaba las dos menos veinte de la madrugada y poveda se quitaba en el escenario los cables del retorno de audio, metidos por la camisa, se desabrochaba dos botones más, y sin micro cantaba las últimas estrofas de mis tres puñales. tres horas y media de recital, de artistazo total, largo, profundo, delicado, que hizo un tramo de copla como un crooner y no te lo podías creer, que cantó boleros, tangos, fados, le cantó a chavela vargas, hizo hora y pico de flamenco, abriendo con cantes de la mina, rematando con unas bulerías de cádiz de una potencia y una energía descomunal... miguel poveda. las ventas. madrid. arrancó y dijo: no sé si volveré aquí alguna vez, ni si les volveré a ver a ustedes, así que pienso paladear cada segundo de esta noche. y entonces sacó a serrat a cantar el meu carrer, en catalán, con el poema traducido en el fondo del escenario, tan sencillo y tan emocionante. también salió carmen linares a rajar el aire de madrid con esa voz única y a conseguir ese silencio suspendido que hay antes de cada palabra en el flamenco. y yo no sé qué hora sería ni en qué momento de la vida estábamos cuando apareció en el escenario maría dolores pradera. agradeció la tremenda ovación de la plaza disculpándose por haber llevado la letra de la canción. dijo: tengo memoria, pero a mi edad y a estas horas lo normal es ir a urgencias. se sentó delante del atril y sonaron las notas de fina estampa. vi toda la canción en lágrimas. yo creo que poveda también lloraba. yo creo que lloraba todo el mundo. con 89 años cantando con la voz limpia y clara fina estampa. maria dolores pradera. a mitad del tema se levantó y lo terminó en pie. la sacó de allí miguel porque habríamos estado toda la noche aplaudiendo sin dejala ir. ha sido una noche de arte descomunal, exagerada, histórica. quiso acabar con la leyenda del tiempo poveda y se le olvidaba que antes debía hacer una rumba de bambino. la hizo también. fue una exhibición. de talento, de sensibilidad, de potencia, de voz, de repertorio, de saber. joooder, gracias, miguel poveda. gracias. gracias.

jueves, 20 de junio de 2013

el fuego. la muerte.

I. en la terraza de un cuarto piso, un chaval de unos seis años me preguntó: a qué distancia estamos del suelo? le contesté, por decirle algo, que a unos 40 o 50 metros. y entonces volvió a preguntar: y del fuego?
joder, del fuego... de qué fuego? miré a lo lejos por si había humo... y no vi nada. le dije: de qué fuego?
del fuego que hay debajo de nostros. me han dicho que si excavas mucho hay fuego.
como me había inventado lo de los 40/50 metros también me inventé esta cifra: ah! ese fuego está a unos mil quinientos kilómetros. es imposible llegar a él, no se puede excavar tanto.
se me quedó mirando. era un niño rubito, pelo corto. menudo. tenía la mirada desafiante, como de: bueno, eso lo dices tú...

II. hoy ha muerto p.
no era una amiga. no era una conocida. era una persona especial. una persona clave. fue determinante con sus manos y su conocimiento.
tiene una historia preciosa en sus últimos días. era ginecóloga, había pasado temporalmente por el área de oncología pero volvió a lo que de verdad le llenaba, que era, sobre todo, ayudar en el alumbramiento. le descubrieron un cáncer en un estado avanzado hace ocho meses. su hija ya estaba embarazada. vivió para llegar a ese parto, para ayudar al nacimiento de su nieta. y luego se dejó llevar.
siempre andaba con un gesto burlón y unos ojos atentos. siempre estaba dispuesta a echar una mano. hablaba, preguntaba las cosas con un duende especial, las cosas que le sorprendían las transformaba en una risa muy amable.
ha guiado tantos embarazos, ha resuelto tantas complicaciones, ha dado tantas alegrías que se merecía llegar al que más le importaba. llegó. y se dejó ir.
ciao, p. gracias, p.