sábado, 4 de enero de 2014

el atasco de munich

I. iban todos esos coches negros por esa autopista alemana. coches negros, coches grises, coches oscuros, con sus familias dentro. coches llenos. con la ropa saliéndose de las maletas y los niños dormidos. el atasco de munich. coches sucios hasta por encima de la ventana. día gris y barro hasta el techo, como si no importara.

II. en el aeropuerto, en el único sitio que había para comer, con una cola considerable de gente, esa señora montó el pollo sin que nadie lo viera venir. había pedido tres sandwiches y uno más sólo de queso. el chico dijo que preguntaría si había sólo de queso. llegó la encargada y nada más decir buenos días, la señora montó una ofensiva brutal, mezclando alemán e inglés en cada frase, poniéndose cada vez más colorada, como hinchándose. elevando cada vez más la voz. decía a la encargada: "ya he pedido tres sandwiches y uno más sólo de queso porque lo que no quiero es que tenga carne. no quiero carne bajo ningún concepto en ese sandwich y el chico ha dicho que iba a buscarlo pero si me ponen un sandwich con carne no lo pagaré porque no voy a tolerar que haya carne en ese sandwich. si no tienen sólo de queso me lo dice, pero no me ponga carne, él no puede comer carne!" y paró a respirar. a su lado estaba el que no comía carne. un santo. o un cabrón. bueno, en realidad él no podía hacer nada. hay pollos que no se pueden parar. vienen ya desde casa. vienen rumiándose en la autopista y desembocan en el puesto de bocadillos.

III. detrás de mi una chica de rasgos orientales se reía. los demás no. los demás sólo esperaban su turno.


No hay comentarios:

Publicar un comentario