jueves, 20 de junio de 2013

el fuego. la muerte.

I. en la terraza de un cuarto piso, un chaval de unos seis años me preguntó: a qué distancia estamos del suelo? le contesté, por decirle algo, que a unos 40 o 50 metros. y entonces volvió a preguntar: y del fuego?
joder, del fuego... de qué fuego? miré a lo lejos por si había humo... y no vi nada. le dije: de qué fuego?
del fuego que hay debajo de nostros. me han dicho que si excavas mucho hay fuego.
como me había inventado lo de los 40/50 metros también me inventé esta cifra: ah! ese fuego está a unos mil quinientos kilómetros. es imposible llegar a él, no se puede excavar tanto.
se me quedó mirando. era un niño rubito, pelo corto. menudo. tenía la mirada desafiante, como de: bueno, eso lo dices tú...

II. hoy ha muerto p.
no era una amiga. no era una conocida. era una persona especial. una persona clave. fue determinante con sus manos y su conocimiento.
tiene una historia preciosa en sus últimos días. era ginecóloga, había pasado temporalmente por el área de oncología pero volvió a lo que de verdad le llenaba, que era, sobre todo, ayudar en el alumbramiento. le descubrieron un cáncer en un estado avanzado hace ocho meses. su hija ya estaba embarazada. vivió para llegar a ese parto, para ayudar al nacimiento de su nieta. y luego se dejó llevar.
siempre andaba con un gesto burlón y unos ojos atentos. siempre estaba dispuesta a echar una mano. hablaba, preguntaba las cosas con un duende especial, las cosas que le sorprendían las transformaba en una risa muy amable.
ha guiado tantos embarazos, ha resuelto tantas complicaciones, ha dado tantas alegrías que se merecía llegar al que más le importaba. llegó. y se dejó ir.
ciao, p. gracias, p.

 

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