you can run but you can´t hide. ese es otro tema, porque hoy
nos hemos tenido que centrar en la muerte de vincent. lo han asesinado. su
cuerpo ha aparecido con el cuello agujereado, chorreando sangre. era
asqueroso. como era un hijo de puta nos hemos entretenido con los detalles,
nosotros; como si fuéramos forenses. nos hemos acercado a observar cómo
coño le habrían podido matar con esa violencia.
ha sido el chico del tiempo.
apareció sudando, con las manos inflamadas, tan diferentes. nadie le preguntó nada,
porque traía la mirada de vincent, la mirada de un hijo de puta. y el gesto
torcido. un gesto de asco. al pasar a
nuestro lado sentimos cierta admiración, una buena dosis de envidia. el cabrón
se había cargado a vincent. le clavó sus lapiceros en el cuello. los lapiceros
afilados.
es increíble que haya sido este chico, tan de orden y método. porque
es cierto que todos, alguna vez, hemos sentido ese deseo de matarle. yo mismo
una vez intenté golpearle con un madero en la cabeza pero fallé y me quedé tirado
en la nieve, llorando.
ahora tenemos a vincent muerto y ni siquiera nieva, con lo
cual su cuerpo se quedará ahí. un anticipo de lo que nos espera en el deshielo.
al poco llegó thomas. miró muy de cerca al muerto. casi lo olió.
retrocedimos un poco, esperando algo, un palabra, una frase que nos diese
perspectiva, que nos situase. nada. se incorporó y buscó con la mirada al chico
del tiempo. todo quedó suspendido. fueron varios segundos. “qué cagada, chaval,
qué cagada. matar a vincent. vamos, no me jodas!” y se fue.
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